«Yo veo el mundo como un artista: si bien mi forma de pensar es democrática, mi forma de sentir es aristocrática… puedo amar la calidad bajo todas sus formas, más nunca la cantidad” Hermann Hesse
Hace exactamente 10 años llegaba a Belco. Llegaba desde mi Escuela de ingeniero (grand école, como les gusta pomposamente llamarlos en Francia) para realizar mi práctica profesional. El tema de mi práctica era: ¿Cómo valorizar de una mejor manera los cafés de Terroir en Francia?
El mundo del café de un país consumidor es muy distinto de como lo imaginamos llegando de un país productor. Siendo hijo de productor, además, llegamos con un gran idealismo a su encuentro.
Cuando llegué en Belco, nevaba, y Alexandre (actual CEO) se esforzaba abriendo el portón de la entrada. “Hoy corre el riesgo de ser un día complicado” me dijo “acá no tenemos la costumbre de tener nieve”.
¿Por qué digo que el mundo del café se vive diferente en un país consumidor? Simplemente, porque es mucho menos importante de lo que tendemos a pensarlo. Es simplemente café, un producto que se puede comprar en un supermercado. Cuando entramos en el mundo profesional del café, es un poco diferente, pero aún en ese momento, era lejos de ser como lo imaginamos todos los hijos de caficultores que crecimos escuchando las quejas hacia un sistema que no los remunera correctamente.
Es un poco ello que tenia en mí, y es personalmente mi punto de partida, cuando me asocié a la aventura Belco: un proyecto económico que buscaba a remunerar de una manera mas justa a los productores de café.
Había un objetivo, ciertamente, pero también un camino a seguir que encontraba únicamente una respuesta en la concepción del café de especialidad: es la calidad de un café (una calidad superior) solamente que podrá hacer que un tostador (y por ende un consumidor final) pueda pagar un precio mayor al precio que de costumbre paga por los cafés que encuentra en el mercado.
¿Como fue mi primer día en Belco? Bastante rítmico. Un presagio de mis años por venir. Julien, actual director comercial y quién debía entrar el mes siguiente, pasaba por la oficina. Platicando de cafeteras estilo V60, que yo había probado en El Salvador para navidad con el campeón mundial de barista, Alexandre me decía que una tostaduría en Lyon vendía estas cafeteras, y que podía contactarlo para comprar algunas para la oficina. Los inicios de nuestro proyecto Art of Coffee.
Siendo ingeniero, inicié con la calidad. Aprendí muchísimo analizando cafés que venían de todo el mundo. “Este café es realmente bien raro” le dije un día a Nicolas (presidente de Belco en aquel tiempo) “es un robusta” me respondió. Es evidente seguramente para muchos, pero no para un joven que en su vida no ha visto más que Pacas & Borbones.
Montar un protocolo de calidad (super simple comparado a nuestro protocolo actual), iniciar el proyecto de formaciones complementarias para crear nuestra Escuela de Café tal cual es hoy día, ocupaban mis días.
Hasta el momento que empecé a interesarme al comercio. El comercio integralmente hablando: el marketing de nuestros cafés, su venta (¿a la exportación… se puede reexportar una materia prima?) y finalmente, la compra. Hasta ahí, lo mas cercano al comercio que había estado fue durante mis años de Universidad, cuando vendía poemas salidos de mi pluma para las novias de mis amigos (o cualquiera que tuviese 5 USD para pagarlos).
En una pequeña empresa de Trade de café, como lo era Belco en ese momento, su cargo es rentable únicamente si este aporta. Por aportar, debe entenderse la venta, directamente. Vender. Ser un vendedor.
Es así como la división de exportaciones de la empresa comenzó. Y en un sentido, fue esta experiencia que me hizo abrir los ojos hacia un futuro, si es que teníamos uno. En todo caso, fue claro para mí que no tendríamos un futuro, no uno ambicioso ni en línea con mis convicciones en todo caso, si continuábamos a comprar café en el trade sin trazabilidad alguna.
¿Pero en fin de cuentas, qué aporte realiza la trazabilidad? Lo aporta todo. Nunca podemos estar seguros sobre nada de un café que vendemos si no conocemos su origen. ¿Es la calidad buena? ¿El productor fue remunerado correctamente por su trabajo? ¿Este café está en línea con los valores de la empresa? Podemos responder a estas preguntas si lo queremos, pero de forma imprecisa, sin certitud alguna y mas bien aproximativa si no conocemos la identidad del café. Además de ello, no tenemos ninguna diferenciación en el mercado, y muy sinceramente, no aportamos valor agregado alguno en la cadena.
El mundo del export y del Specialty me enseñó eso. Para tener una identidad, deberíamos buscarla y construirla en el origen, y no desde una oficina en Europa.
Mi primera experiencia de compras data de mi último mes de prácticas. En mi sexto mes había ya iniciado toda una prospección de tostadores europeos y pude también encontrar durante un salón en Viena (Austria) 3 productores brasileños que estaban dispuestos a ser mi primer aliado proveedor. Marcos Croce y sus dos hijos, Felipe & Daniel (este ultimo quién aún trabajaba en FAF) me convencieron de comprar un contenedor de su proyecto Bob-o-link.
Esta experiencia fue muy rica y por diversas razones: la primera evidentemente porque pude concretizar una compra (Nicolas nos habia impuesto como regla únicamente: si lo compras, lo vendes). La segunda, porque pagamos un precio mucho más alto que el que pagábamos por los cafés brasileños (o de cualquier origen de hecho) en ese momento. Y la tercera y más importante, qué entendí mucho después: comprender el valor real de un café, buscar más allá de la calidad de una taza, comprender cual es proyecto que se edifica detrás de este y lograr saber si realmente el café es “limpio” mas que por el simple veredicto de nuestra cuchara.
África vino luego para mí. Un viaje iniciático en Burundi, para empezar a descubrir este continente. “Él es extraño” decía una chica a otra en francés, refiriéndose a mí, en un bar de Buyumbura “no es blanco, pero tampoco es negro”. A veces es difícil explicar por otra razón mas que la experiencia vivida, el amor qué podemos sentir por un origen y que este se transmita en nuestra predilección por sus cafés. Burundi es y será siempre un origen anclado en mi corazón por haberme hecho descubrir este continente tan magnifico qué es África.
Los recitales de mis viajes no se contaban de tostaduría en tostaduría sino mas bien de escuela en escuela: Praga, Barcelona, Oslo… you name it. Al inicio no tenia confianza alguna en mi capacidad a vender. Mil y un tostadores me colgaban al teléfono. El fracaso en esta etapa nos hace sentir como el vendedor que ilustraba Arthur Miller, y con toda su desesperanza & frustración. Es por ello, qué formar tostadores era para mi más fácil para hablarles. La venta se hacia sin forzarla, y los pedidos venían después, de la mano de amistades que aún guardo hoy día. La confianza es una palabra tan utilizada en el mundo del comercio y aun así tan poco aplicada.
Crecer con una empresa en crecimiento es mas que una experiencia personal. El crecimiento nos permite tener la suerte de integrar otras personas a nuestro lado, para acompañarnos, pero también hacer parte integral de nuestro proyecto.
Para crecer hay también que aprender a renunciar, y cada uno sabe a qué debe renunciar para “cumplir sus sueños”. Por mi parte, tuve que renunciar para empezar a la Escuela de Café y a ser el primero en el frente en cuanto a la ciencia y tecnología del café se refiere: menos mal logramos encontrar a Jérémie, una persona capaz de encarnar en sí a la Escuela y que esta al mismo tiempo se reflejase en sí.
Además de renunciar, debemos también adoptar otras funciones, como lo es el management: en mi caso, mi colega Gabriela fue la primera persona en tener la misma visión que yo tenía del sector, por el simple hecho de haber sido la primera persona en haber sido formada por mí. Con el tiempo logramos vencer nuestra falta de experiencia en este campo y aprendemos que ser un jefe no es como nos lo enseñan en las escuelas, ser jefe no es solo dirigir (dar una dirección) sino más bien estar al servicio del otro para ayudarle a cumplir con sus misiones. No están a nuestro servicio sino más bien, estar al servicio de sus colaboradores. Darles (de) tu tiempo.
Incluso estando en una empresa en crecimiento, no todo es color de rosas. Hay grandes decepciones. Todos nos caemos, lo mas importante no es el no caerse, sino mas bien saber que esto es algo normal, y que lo mas duro (siempre y cuando podamos hacerlo) es el poder levantarse. Levantarse, pero también aprender de nuestras caídas. Nunca hay que olvidar que el hombre es el único animal capaz de tropezarse dos veces con la misma piedra. Eso que nuestro cerebro nos ha dado para utilizar el eslabón que hoy día ocupamos en la cadena, la naturaleza lo retiró de nuestro instinto. Siempre hay que tener esto muy presente.
La empresa continuaba a crecer, y con esta, diferentes etapas hubo que afrontar: la partida de nuestro presidente y fundador, con todos los miedos que esta pudo generar. Miedo de poder asegurar una transición que mantenga el barco a flote, pero también una naciente y creciente en nosotros, ¿quién será la persona capaz de comprar esta empresa?
La transición se hizo, y gracias a Dios (como diría mi mama), contamos con la fortuna que no fue una gran corporación que se cruzó en nuestro camino, sino más bien alguien capaz de escucharnos y entender que nuestra fuerza se forjó sobre nuestra independencia & autonomía, y que privarnos de esta sería botar nuestros cimientos.
Y así continuó la aventura… la agencia de Addis-Ababa vino, con la pequeña casa que de cariño llamábamos la catedral del café. Los viajes por todo el mundo (literalmente). El sentimiento de sentirme fuera de este planeta cuando caminaba la isla de Flores. Partir sobre un delirio ingenieril de montar un servicio de calidad o acompañamiento de campo fuera de lo común, dirigidos por personas también fuera de lo común. La agencia de El Salvador vino después, y ahora, la de Colombia que recién abrimos. Cada etapa se dice fácilmente y se puede resumir en algunas líneas, pero cada una de estas etapas crearon momentos que van a quedarse grabados en mi memoria para siempre.
Desde ahí, el resto es historia y testigos de esta son un gran número de tostadores, productores y amigos del café que nuestros caminos nos hicieron en algún momento cruzarnos.
Estamos en momentos difíciles para el sector (por no decir menos), y si bien nuestro proyecto partió de uno económico, este evolucionó con el tiempo: ¿son las tazas de los cafés que traemos limpias? Esta es la gran pregunta que nos ha hecho, finalmente, salir de la concepción tan tradicional del “old fashioned specialty coffee” que juzga la limpieza de un café únicamente por su taza. ¿Qué se esconde detrás de nuestra pequeña agua oscura? Es ahí donde nuestro Sourcing cobra forma & razón de ser, para asegurar la limpieza integral de estas, qué no exista post gusto sucio alguno en nuestro café…
Esta es mi experiencia. Experiencia que reunida a la de muchos otros, crearon la empresa de la cual hoy día formo parte. El individuo siempre es importante, pero es el colectivo que debe siempre primar e interponerse a cualquier ambición individual. Como en una colmena, los talentos inherentes a cada uno son vanos si no se entrelazan y adecúan con los de los demás.
¿Cree usted en el destino? Yo creo que nuestro destino está en nuestras manos. Qué va a pasar en 10 años no lo sé, somos nosotros quienes lo forjamos día tras día con nuestras acciones.
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