31/10/2021
El 1 de enero de 2019 y rumbo al aeropuerto de Comalapa, mi papá me dijo: «hijo, realmente estoy cansado, quiero que retome la finca».
Si, en mi casa nos criaron tratándonos de usted. Costumbres santanecas de tafetanes. Broma aparte, estuve mas de 2 semanas en El Salvador, y mi papá aprovechó las últimas 2 horas que teníamos juntos para decirme esto. La comunicación familiar bien podría ser un oxímoron en nuestro caso.
Con un cargo de dirección en una empresa en expansión, a quién no le caen bien este tipo de noticias para animar sus fines de semana.
En este momento nace El Beneficio de la Duda. El proyecto que hoy día llevo a distancia, el agricultor lejano que sueña con un modelo de agricultura diferente para las fincas familiares, proyecto que lo hizo llevarse a vivir al lugar más recóndito del país por 6 meses a un vasco para que le ayudase con esta transición. Proyecto que me hizo tomar, en pleno Jetlag, la decisión de poblar con abejas las fincas.
Lo demás esta siendo historia.
La agricultura me ha enseñado el valor de la paciencia. Se debe aprender a ser paciente cuando se trabaja la tierra.
Este proceso de agricultura (sonaré cliché) regenerativa en las fincas, bien vale estar en este tridente del Jetlag.
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