
– Hello, how are you ?
– Good thanks, and you?
– All fine, I guess you are a roaster?
– Indeed.
– Where are you roasting at ?
– Oaxaca.
– Are you Mexican ?
– Si güey.
– Y porqué me hablas en inglés?
– Pos porque tú me hablaste en inglés primero.
– Es que pareces sueco.
– Bueno, es que soy sueco. También. De ascendencia, pues.
Gustavo es de estas personas que generan buena vibra.
Desde que lo ves.
Tiene un aura blanca, como su tez. Tez que puede volverse roja si de repente se pasea abajo de un árbol que no debía.
Gustavo ganó Cup of Excellence. Homenaje al de arriba. Pero no al barbudo sino al que servía tacos vegetarianos como de lavadero en un hotel de Puerto Escondido. Los que hicieron nevar en el Pacífico mexicano.
Gustavo ganó la taza de la excelencia. Y nada me puede alegrar más.
Pues muchos nos paseamos cómo Jedis con las cucharas cómo sables láser, en esto del café. Pero la causa o la cruzada de Gustavo es otra. Y por eso me alegra.
No sé si la causa sea más justa o noble. Pero si diferente y loable.
Gustavo les enseñaba a puros chamaquitos a catar café. Pero no para que saquen poemas.
Se los enseñaba, porque su puto referente del sabor son esas putas gaseosas. Qué dicho sea de paso, los están matando.
Qué valor, no?
Abrirle a un profesional del sector, un tostador, el otro lado del grano (que no es todo oscuro valga la aclaración) es muy difícil.
Ahora imagínate ayudarle a encontrar a un chamaquito notas de uvas en un café, cuando a diario le infringen más azúcar que agua en cada mamada que le hacen tomarse ?
No sé si Gustavo me leerá hoy que es famoso.
Pero algo si es cierto, y es que es bien difícil olvidarse conociste un día al vampiro canadiense. Ese personaje que mantiene una lucha libre día a día en la arena sincerita, muy lejos del tufito elitista que acompaña seguido a esta industria.
Felicidades carnal. Y a todo el equipo de Finca Las Nieves.
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