Jetlag

Qué tanto pudo cambiar?

Totono era un niño genial. Creciendo en un mundo inculto de maldad, protegido por el regazo gentil de aquellos que lo trajeron. Podía ser quién quisiese en este mundo.

Pero tal vez no todo este manto era real. Tal vez, las manos que lo protegían no estaban tan lejos de todos aquellos vicios de los cuales lo escudaban.

Totono lo descubrió. Quizá de hecho siempre lo supo, aún siendo niño.

Su piel se curtió. La vida aunque así no lo quisiese, lo había hecho caminar sin temor al dolor y al sufrimiento. Sin ver hacia atrás.

Totono lo tuvo todo para elegir ser malo. Sin embargo no fue su primera opción. Antes que esto, creo como un Golem a un nuevo ser que creciese a su lado.

Este nuevo ser, por surgir de las entrañas de Totono, comprendía que el mal lo acechaba. Pero a diferencia de su creador, el doppelgänger podría caminar aún por la senda del bien. Descubrió únicamente, que para ello tenía que cometer un único acto de maldad: matar a Totono.

Y así lo hizo. Dio muerte a su creador, entendiendo que para que surja el bien es necesario algunas veces, eliminar al mal de nuestras vidas.

Y comprendió también, que no toda memoria es precisa, ni que todo tiempo pasado fue mejor.